Éste es el Pilón de la Chorreta. Tradicionalmente en nuestro municipio existía una costumbre, hoy perdida, que tenía que ver con los pilones: los forasteros que pretendían relaciones con las mozas del pueblo deberían tener la aprobación de los mozos del pueblo. Para ello era preciso que el “pretendiente” pagara lo que se denominaba “costumbre” y que consistía en invitar en el bar o la taberna a los mozos del pueblo a una consumición. Esto le concedía una “autorización oficial” para cortejar a la moza. Si el forastero se negaba a la invitación iría al pilón de cabeza como castigo, aunque también se cuenta que la mayoría de las veces el forastero pagaba la invitación e iba al pilón de todas formas.